Una segunda tormenta invernal en menos de una semana en la costa este de Estados Unidos provocó el miércoles la anulación de más de 2.000 vuelos en los tres grandes aeropuertos de Nueva York y su área metropolitana.
La nieve caía con fuerza en la tarde sobre la ciudad de Nueva York, donde el servicio nacional meteorológico prevé una acumulación de 20 a 33 cm de nieve. En algunas zonas del vecino estado de Nueva Jersey, en Connecticut o en partes más rurales del estado de Nueva York la nieve podría alcanzar los 50 cm.
A las 13h30 (18h30 GMT) 52% de los vuelos que debían salir del aeropuerto Newark en Nueva Jersey fueron anulados, al igual que 54% de los vuelos en el aeropuerto de LaGuardia y un 42% en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, según el sitio especializado Flightaware.com.
Los aeropuertos de Boston y Filadelfia también fueron afectados, pero menos, con cerca de un 20% de vuelos anulados.
"Cada aeropuerto está equipado con provisiones críticas como catres, frazadas, pañales y fórmula de bebé para los pasajeros varados", informó la Autoridad Portuaria.
Las autoridades parecen haber tomado precauciones luego de recibir fuertes críticas por el caos generado por una tormenta a fin de año en el aeropuerto JFK, cuando las gélidas temperaturas provocaron además la ruptura de cañerías y la inundación parcial de la terminal de llegadas. Durante días cientos de pasajeros, muchos con sus niños, durmieron en el piso del aeropuerto esperando que se reanudaran los vuelos.
Este miércoles, no obstante, el termómetro no cayó tanto, y marcaba 1ºC.
La mayoría de los trayectos largos desde la terminal de buses de Nueva York, la ciudad más poblada del país con 8,5 millones de habitantes, también fueron cancelados este miércoles. La compañía ferroviaria Amtrak también anunció la anulación de varias salidas de trenes que circulan entre Boston y Washington.
"Las carreteras pueden ser peligrosas y fuertes vientos pueden causar cortes de electricidad", alertó la policía de Nueva York.
Aunque las escuelas públicas abrieron sus puertas en Nueva York, algunas escuelas privadas decidieron permanecer cerradas o enviar a los niños a casa más temprano. En Nueva Jersey las escuelas decidieron no abrir sus puertas y el gobernador Phil Murphy declaró el estado de emergencia.
Esta medida es frecuente en Estados Unidos en casos de desastres climáticos, porque permite sobre todo desbloquear fondos del gobierno federal.
Los gobernadores de todos los estados de la región -Nueva York, Connecticut, Massachusetts, Nueva Jersey, Pensilvania- pidieron a los automovilistas que se abstengan de circular, aunque no lo prohibieron, como han hecho en otras oportunidades.
La tempestad debería amainar entre esta noche y el jueves.
Otra tempestad más extensa dejó la semana pasada al menos cinco muertos en el noreste de Estados Unidos, sobre todo a raíz de la caída de árboles tras fuertes nevadas, intensas lluvias y violentas ráfagas de viento que provocaron la anulación de miles de vuelos y salidas de trenes.